Establecimiento sencillo, pequeño, sin ningún tipo de lujo, ubicado sobre la misma arena de la playa de El Faro al que no falto y repito en mis frecuentes visitas a Maspalomas.
Las vistas al Atlántico son maravillosas mientras la brisa refresca un comedor bien ventilado.
Un acierto para empezar son los mejillones con un toque picante, gambas al ajillo, las puntillitas rebozadas o unos excelentes calamares fritos saharianos.
Las papas arrugás son auténticas y las sirven con mojo picón -de verdad, picante, sin concesiones para los turistas más sensibles- o con mojo verde.
Las papas y los sabrosos pimientos asados siempre acompañan todos los platos como guarnición. La casa invita como aperitivo a una tosta con tomate picado y aceite.
Los pescados a la sal son estupendos, como la sama y la lubina aunque siempre disponen de más opciones como el abai o abadejo, vieja, dorada, lenguado… que preparan de distintas formas.
El restaurante cuenta con un expositor a la entrada para elegir entre los pescados del día, casi saltando. Tienen el detalle de pesar la pieza y entregar al cliente un tique con el precio de la misma.
La carta de vinos es corta pero suficiente para disfrutar un buen vino blanco de Lanzarote.
El café está muy rico y nunca cobran el obligado chupito de ron-miel. A veces obsequian al cliente con un pequeño helado “Magnum Moments”.
El Velero-Casa Antonio dispone de una pequeña terraza únicamente destinada a comida rápida: sandwiches, pizzas, platos combinados…
Muy buena relación calidad-precio. Trato amable y educado. Conviene reservar.
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